
01 | 03 Una mirada que transforma
Amador Fernández, O.H.
Superior Provincial. Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Madrid (España)
Nos disponemos a clausurar estas jornadas, que con el título “Dialoga 25. Hospitalidad participativa” nos han convocado en esta ciudad de Barcelona. Este evento, con tan solo dos ediciones, se ha convertido ya en un momento significativo de nuestro camino como Provincia, visibilizando el impulso carismático de la Familia de San Juan de Dios en España.
Hemos venido a este encuentro a DIALOGAR, no a confrontar posiciones, a abrir debates acalorados, ni tampoco a tomar decisiones, por más que lo que aquí vivimos nos oriente en nuestro servicio de animación, gestión y gobierno de la Provincia. Queremos, sobre todo, dialogar. Y creo que lo hemos logrado.
El diálogo se construye a través de la escucha atenta, de la empatía, dejándonos afectar -y también transformar- por lo que percibimos. Dialogar sin prejuicios, sin posiciones cerradas, sin muros ni “cordones sanitarios”. Dialogar con mente abierta, corazón abierto, voluntad abierta (Otto Scharmer, 2007)
Y en el mismo proceso de diálogo surge una realidad nueva, que nos confirma, nos confronta, nos impulsa, nos renueva. El diálogo desencadena procesos que nos hacen crecer, impactando positivamente en lo que somos y lo que hacemos.
Es muy importante para nosotros como Orden contar con estos espacios para dialogar, elevando la mirada, o lanzándola más lejos, sin la presión de lo inmediato. Aquí nos reconocemos como parte de la familia de San Juan de Dios, comunidad carismática en la que la Hospitalidad nos identifica y nos modela.

Nos hemos encontrado en plenarios, en diálogos centrados en diversas cuestiones que nos preocupan o nos motivan, pero también en torno a un café, compartiendo mesa y vida, aprovechando la oportunidad que Dialoga’25 nos brinda para conocernos mejor, para establecer alianzas y reforzar sinergias. Considero un acierto que el programa contemple también tiempos amplios para estos momentos menos formales de relación y encuentro, pero no menos importantes para lo que aquí de verdad nos importa, que es dialogar.
Además de afrontar juntos los retos de la Inteligencia artificial y su impacto en como curamos, cuidamos y acompañamos, hemos podido también aproximarnos a la realidad de los migrantes, a la investigación y al valor que puede aportar a la misión de la Orden. También hemos dialogado sobre la continuidad en la prestación de servicios sanitarios y sociales, envejecer en el ámbito rural, la formación institucional, grupos de interés y alianzas, el carisma de San Juan de Dios en clave actual y futura. De todo ello pudimos hablar y compartir, desde la experiencia, los modelos conceptuales, la mirada transversal y el conocimiento directo de la realidad que todos vosotros aportáis.
Experiencias de misión impactantes, como el compromiso de la Familia de San Juan de Dios en Valencia ante la crisis de la DANA, y otras que hemos podido conocer, nos animan e impulsan en nuestro camino de hospitalidad.
Contamos también con la presencia y la palabra del Hno. Superior General, al que de nuevo agradezco su cercanía a nuestra Provincia y la inspiración que nos aporta.
Finalmente, hemos podido confirmar la íntima convicción que nos anima en cuanto a lo que nos hace más genuinamente humanos: El cuidado, el altruismo, la solidaridad.
En fin, tres días intensos, en los que el conocimiento, las ideas, las propuestas, las emociones, nos han introducido en un espacio compartido que aporta valor a nuestro compromiso profesional, a nuestra pertenencia a la orden Hospitalaria, e incluso a nuestros procesos personales de crecimiento y transformación.
“No vemos el mundo como es, sino como somos nosotros”, afirma una conocida sentencia, con evidentes conexiones con la filosofía de Kant, y cuya autoría no está del todo clara, aunque esta cuestión es poco relevante, porque independientemente de quien la haya formulado, la sentencia expresa una gran verdad. No solo da cuenta de cuanto influye nuestra subjetividad en lo que percibimos, lo cual es evidente. Nos habla también de la capacidad que nuestra mirada tiene para reconocer y transformar la realidad. Hace ya mucho tiempo que la filosofía del lenguaje reconoce la capacidad de la palabra para cambiar la realidad, la fuerza performativa del relato (de ello también hemos hablado). Para lo cual hay que reconocer la misma fuerza a la mirada, que puede transformar el mundo, las personas, la realidad. Mirar compasivamente, mirar solidariamente, mirar hospitalariamente, hará que nuestro mundo sea más compasivo, más solidario, más hospitalario. Y nosotros, cultivando una mirada diferente, seremos también mejores.
Un elemento constitutivo del diálogo es también la mirada, no lo olvidemos. Mirar a los ojos, mirar con empatía, con transparencia, con amor. La palabra dialogar y la mirada van siempre unidas. Ninguno podemos imaginarnos un diálogo en el que se aparte la mirada, o en el que esa mirada sea hostil o amenazadora. El mundo, la realidad, nosotros, serán como sea nuestra mirada.
Una mirada apreciativa, que sabe reconocer y valorar lo bueno, en las personas (compañeros de trabajo, de comunidad, aquellos a quienes curamos y cuidamos), o que se posa sobre la realidad haciéndose cargo de ella, tiene fuerza para transformar el mundo. Os invito a cultivar esta mirada que aprecia y valora, por encima de la mirada hipercrítica o amenazadora. Porque el mundo será como somos nosotros, como lo miramos nosotros.
Queremos que Dialoga’25 no sea solo un evento en el que participamos, con el que nos entusiasmamos durante unos días, sino que sea el “modo de ser” de nuestra Provincia, con implicaciones en nuestras relaciones, modelos de atención, en cómo nos organizamos, en cómo proyectamos o soñamos nuestro futuro. Queremos seguir dialogando, construyendo la hospitalidad participativa, implicando a todos, comprometiendo a todos. Tenemos estructuras para ello, pero tal vez el gran reto sea cambiar de mentalidad. Estoy seguro de que lo que aquí vivimos estos días orientará el futuro inmediato, y juntos encontraremos la mejor manera de seguir avanzando.
Nuestra Provincia seguirá dialogando. Prepararemos y celebraremos el capítulo provincial con esta misma orientación fundamental, que estamos seguros de que tendrá continuidad en el futuro inmediato, porque así nos lo piden la Iglesia y la Orden.
Es tiempo ahora de agradecimientos: a quienes han diseñado y organizado Dialoga, a secretaría y a comunicación, a los técnicos, al personal de este espacio que nos acoge, a la UTI, excelente anfitriona de este evento, a los ponentes, a los coordinadores de los Diálogos, y a todas las personas que han participado con sus aportaciones. Un agradecimiento especial a nuestros compañeros de Valencia, por la exposición fotográfica que nos acerca a la experiencia vivida, y por vuestro testimonio. Gracias también al Hno. José Paulo y los colaboradores de la Provincia de Portugal por vuestra participación. Tenemos la esperanza, el sueño, de que podemos continuar el camino juntos, en un horizonte de colaboración y comunión cada vez más intenso.
Hoy, mañana, volvemos a nuestros lugares de trabajo habituales. Con nuestros compañeros, con los pacientes, usuarios. Llevad un saludo a vuestros equipos, a todos y a todas. Lo que aquí vivimos debe proyectarse en esos espacios donde la hospitalidad se encarna. La verdadera historia se escribe allí, no lo dudemos.
Debemos seguir expandiendo la hospitalidad, conjugando audacia y prudencia, cabeza y corazón. Con nuevos proyectos, que se sumen a los que mencionaba el Director General en el discurso de apertura, y con la transformación de otros, recreando la hospitalidad. Pero también expandir la hospitalidad haciendo crecer la “calidad carismática”, la intensidad y la pasión en nuestro compromiso con el sueño de Juan de Dios. En él, evangelio vivo, encontramos siempre inspiración para nuestro presente y para proyectar el futuro. En este año jubilar de la esperanza y la hospitalidad, 475 años después de su muerte, su experiencia de fe, su radical entrega, su respeto y amor a todas las personas, especialmente a las más vulnerables, son para nosotros un faro que ilumina el camino de hospitalidad que juntos recorremos.
Muchas gracias.
