
Beatriz Baena Ventura
Trabajadora Social. Hospital San Rafael. Granada.
Nuestra profesión es una profesión basada en la práctica, donde están involucradas las personas e infraestructuras internas donde se desarrolla nuestra intervención y las personas e infraestructuras externas con las que mantenemos coordinación.
El trabajo social sanitario exige que exista una real relación entre la teoría y conocimiento clínico de los factores que generan la falta de salud, la evolución previsible de las enfermedades, las previsibles complicaciones clínicas en función del diagnóstico,… todo ello con el fin de desarrollar nuestra práctica orientando al paciente y su familia hacia una acción que sea la “menos mala”, sea la más adecuada en su situación sociofamiliar concreta en ese momento vital que está experimentando el paciente y su red de apoyo familiar.
Esto exige un estudio de cada caso en su conjunto, tomando a la persona enferma en el centro de la atención y valorando todo su entorno, para desde ahí buscar y diseñar las distintas vías de acción.
Pero, ¿estás orientando hacia la mejor opción? ¿Tienes en cuenta la autonomía del paciente? ¿se está haciendo el menor daño posible al paciente y familia? ¿Es lo justo para la mayoría de las personas implicadas? ¿Se está ayudando en todo lo posible a la persona enferma según sus deseos y preferencias?

Estas preguntas nos las hacemos diariamente en nuestra praxis profesional o deberíamos de reflexionar sobre estos aspectos para orientar nuestra intervención desde la ética profesional.
El trabajador social sanitario tiene un rol profesional de interacción y coordinación permanentemente multidisciplinar que debe de contar con habilidades, actitudes y competencias orientadas a favorecer en los momentos de toma de decisiones complejas la capacidad de ser la principal “fuente” para dar orientación sobre una realidad concreta, diversa y compleja del paciente para “vislumbrar” situaciones que no se ven pero que forman parte de esa realidad específica, precisa y delimitada donde existe el conflicto a la hora de tomar una determinada decisión. El orientar o llevar a cabo la opción “intermedia” en un determinado caso.
Es muy importante tener presente en la intervención sanitaria que la persona es un ser bio-psico-social donde lleva intrínseco su ser de vida social, su entorno, forma de vida y forma de ver la vida…
Al inicio de la intervención clínica el profesional sanitario tiene una primera aproximación a la realidad del paciente. El proceso, progreso y evolución de la enfermedad va asociado a una “realidad real” de la persona, que es su realidad de vida previa que ya tenía antes de comenzar el proceso clínico. De esta realidad de vida previa dependerá en gran medida su proceso de enfermedad, su evolución, su pronóstico, su salud en general y todo lo que ello conlleva.
Y aquí nuestra profesión que cuenta con una actuación reflexiva, tenemos la oportunidad de llevarla a cabo con el resto de profesionales sanitarios que atienden al paciente, aportando una aproximación a la realidad del paciente en conjunto. Es donde el profesional del Trabajo Social Sanitario aporta a la Bioética, aporta al equipo, aporta al paciente, aporta a la familia, aporta a la institución y a la sociedad.
Nuestra aportación, desde donde se transforma la situación de las personas en determinados momentos vitales, donde la persona vive una experiencia de vida en concreto, encontrándose viviendo una situación y experiencia vital excepcional para ella y su entorno y que en muchas ocasiones no cambiará en un futuro, se cronificará e incluso empeorará. Debemos de lograr una postura profesional ética, donde afirmemos nuestra identidad profesional.
El desarrollar nuestra actividad con responsabilidad, con una actitud de aprendizaje, una actitud crítica, unida a la satisfacción personal y profesional, son claves para dar un lenguaje visible a los valores en cuanto a la actuación que se desarrolla desde la ética.
La Bioética y las Comisiones interdisciplinares de Ética y Bioética permite crear espacios de reflexión y de desarrollo de la ética aplicada. Plantea un contexto, un escenario, un espacio donde analizar con perspectivas multidisciplinares capaces de abordar holísticamente a la persona. Es un espacio donde se facilita la detección de conflictos éticos y pone en marcha herramientas y recursos para orientar la deliberación racional para alcanzar líneas de posibles soluciones y prever su abordaje en situaciones complejas. Existe una deliberación donde se favorece un espacio de respeto y diálogo, de comunicación para construir ideas con valores de la ética del cuidado, de la escucha y del respeto profesional ético.
Nuestra conexión con la Bioética es directa, es real, es necesaria y es necesario que los profesionales del Trabajos Social Sanitario lo pongamos en práctica, nos formemos y participemos aportando desde lo social, desde la experiencia profesional y el trabajo coordinado. Los principios fundamentales de la Bioética son los que nosotros contemplamos en nuestra praxis profesional, teniendo en cuenta los recursos que disponemos, las personas que atendemos y reflexionando sobre la situación en concreto en un momento determinado. Es prioritario adaptarnos a nuestra situación profesional, entorno profesional y situación concreta del paciente, desde ahí aportar a la Bioética y nuestra actitud marcada desde una posición ética aplicada, promoviendo un buen desarrollo de nuestro quehacer profesional diario y en una situación real concreta.