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05 | Num.341
Reconciliación desde la Hospitalidad

Julio de la Torre
Director. Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios. Universidad Pontificia Comillas. Madrid.

Calixto Plumed Moreno O.H.
Psicólogo Clínico. Escuela de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios. Universidad Pontificia Comillas. Madrid

La reconciliación es un proceso esencial para restaurar el equilibrio y el bienestar en el ámbito de la salud. Este artículo explora cómo el concepto de reconciliación, basado en la perspectiva de San Juan de Dios, puede aplicarse de manera holística para mejorar la atención y el cuidado de los pacientes. La unión de esa perspectiva de la reconciliación desde lo ignaciano hace que el cuidado en la enfermedad sea visto como el acompañamiento activo en el conjunto del proceso marcado por la Hospitalidad.
Palabras clave: Reconciliación, Hospitalidad, Humanización, Cuidado, Salud
Reconciliation is an essential process for restoring balance and wellbeing in the health field. This article explores how the concept of reconciliation, based on the perspective of St. John of God, may be applied holistically to improve the care and attention provided to patients. The union of this outlook on reconciliation through the Ignatian philosophy causes the care of illness to be seen as an active support in the overall process marked by hospitality.
Keywords: reconciliation, hospitality, humanisation, care, health

01 | La Reconciliación desde la Hospitalidad

La reconciliación, vista con la mirada desde la Hospitalidad y enfrente de la enfermedad, posee tonalidades de diferentes matices puestos en la restauración, si bien las cicatrices hacen que no sea posible volver a puntos anteriores, y que la búsqueda de la restitución haya que entenderla como la adaptación de los procesos y el encuentro a la aceptación de los diferentes estados por los que cada situación discurre.

El acento de la recuperación dentro del contexto de salud siempre está ligado a dos cuestiones fundamentales, la de la plena aceptación de la situación de enfermedad, de fragilidad y vulnerabilidad, y la segunda, ligada a esta, la de ser capaces de aceptar situaciones nuevas y evoluciones, tanto en sentido positivo como en negativo. Una vez aceptadas, vivir con ellas de manera plena es esencial en el equilibrio tanto personal, como familiar y comunitario.

San Ignacio de Loyola entendía la reconciliación como un proceso dinámico y relacional que involucra a todas las partes afectadas por el conflicto o la enfermedad. En el contexto de la salud, la reconciliación busca restaurar la armonía y el bienestar a través del amor, la compasión y el cuidado integral. La Hospitalidad con el sentido del Cuidado en San Juan de Dios, nos ofrece una mirada al otro, especialmente al enfermo y vulnerable, que va más allá de la técnica, y que nos invita a la acogida sin condiciones ni reparos, buscando el bienestar de las personas. La cultura de la Hospitalidad, por tanto, busca la asistencia integral guiada por sus otros cuatro valores guía: calidad de atención, respeto a la persona, responsabilidad en el trabajo realizado y espiritualidad, como expresión viva de la sensibilidad ante lo trascendente. En ese contexto, la Reconciliación busca la restitución de los equilibrios en salud con una perspectiva de acogida y acompañamiento marcada por estos valores mencionados, donde se destaca el valor espiritual de cada una de las personas atendidas.

02 | Reconciliación en la Salud

En el ámbito de la salud, la reconciliación busca restaurar el bienestar físico, mental y social de los pacientes. Un enfoque holístico que incluye el cuidado, el consuelo y la humanización es esencial para lograr una recuperación integral. La reconciliación en la salud también involucra a la familia y la comunidad donde está inserto el individuo, promoviendo la restauración y la paliación.

Reconciliación en Salud sería definida entonces como el restablecimiento del equilibrio relacionado con el bienestar, donde se recobran los estados previos a la enfermedad en diferentes niveles, y no exclusivamente en el físico. Quizás en otros, psicológicos, espirituales, sean los cambios más hondos y profundos en tanto a esa vuelta a la restitución o reparación de la salud. La disrupción en el estado vital de la persona de la enfermedad no siempre espera curación, si bien, sí integración, consuelo, acompañamiento y finalmente, aceptación, con el acento del cuidado, con la paliación de todo tipo de sufrimiento y el retorno a una condición saludable cuando este regreso sea posible.

La Reconciliación desde la Hospitalidad pone en especial consideración el Cuidado y son dos ejes los que lo vertebran: la restauración y la paliación. La restauración no significa volver al estado inicial, o de salud plena: las cicatrices después de la recuperación pueden ser más o menos permanentes, y debemos aprender y reaprender a vivir con ellas: el estado de acción sería la adaptación a la nueva situación. Y también el concepto de paliación, del dolor, y de todo aquel sufrimiento que padece el enfermo. La paliación y el Cuidado Paliativo dejan aquí la marca de la Hospitalidad en el acompañamiento en el sufrimiento, donde el objetivo es manejar los síntomas del sufrimiento cuando la posibilidad de curación ha desaparecido. Clave aquí es el Cuidado como noción de atención integral del individuo, en constante comunicación con el cuidador.

El cuidado posee dimensiones holísticas e integradoras en la vida del paciente, donde la atención se prevé como el todo, donde el equilibrio se alcanza desde uno mismo, en lo intrapersonal, y también en núcleo familiar y de forma comunitaria; de esta manera podríamos concretar las plataformas principales de vivencia de ese estado de balance. Cuando los escenarios se ven alterados, la salud se ve resentida, entendiendo que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

Ofrecerse al enfermo y trabajar, por tanto, con el enfermo, así como con su familia, el entorno, y la comunidad, es Cuidar, con aportaciones directas al bienestar de todos ellos. El poder de la presencia del cuidador es real y tangible, y se manifiesta en la asistencia. Positivamente, se transmite en el hecho del cuidado al enfermo, y también al su entorno, de forma transversal a través de la Hospitalidad y la acogida.

El acompañamiento humanizador al enfermo, en cada una de las necesidades, es fundamental para establecer atención renovadora y completa, donde la persona que sufre se sienta acompañada y consolada, y que, en la recuperación de la enfermedad se vea reconfortada, y en caso de que sólo haya posibilidad de paliación, la dimensión humana del individuo sea siempre preservada, a fin de proporcionar los mejores cuidados. La restauración de balances positivos fuera de las situaciones previas de equilibrio tiene una importante carga de cuidados en salud. Desde las necesidades fundamentales, hasta las complejas, se ven atendidas desde el prisma de la salud, desde lo global hasta el detalle.

03 | Mirada histórica

Sin la herencia de San Juan de Dios a lo largo de la Historia, y especialmente, desde el final de la Edad Media, no se puede entender el arte del cuidado y la cultura de los cuidados al enfermo, en tanto que estableció un modelo y paradigma de relación de Amor con el enfermo y el vulnerable, con especial acento al enfermo mental, y que era y es, excluido por la sociedad. Esa misma correspondencia de Amor, con un paralelismo cercano al de san Francisco, tal como el santo de Asís había vivido y que se producía en la comunidad en Cristo a través del hermano.

El mensaje de los que trabajamos con, por y para el enfermo de San Juan de Dios es «Tened siempre caridad» palabras de Juan de Dios, y sintetiza el concepto de reconciliación se hace presente cuando el enfermo, en su desgarro, regresa a la gracia y al Padre a través de Cristo y el hermano.

En la vida asistencial, con seguridad, será la Reconciliación del enfermo uno de los momentos más críticos a los que podemos asistir. La paz encontrada por quien se reconcilia es uno de los hechos más hermosos que acontecen en el camino de la enfermedad, y tiene una relación directa con ese encuentro íntimo con el Padre que es amor, que acoge al hijo.

En la Granada del siglo XVI que Juan Ciudad caminara buscado al enfermo como encuentro con el Padre en cada una de las acciones de vida (todo lo que hacéis, hacedlo en el nombre del Señor). Se une la Humanidad con la Hospitalidad. Juan Ciudad acerca el sentido y significado de la Humanización en toda su magnitud. Juan marca un camino, un itinerario para poder llegar a un fin y para poder ser ejemplo para otros que siguen su obra de acercamiento a la enfermedad, y el sufrimiento. La esencia de la Humanización viene a resultar que es, la aproximación, el abajamiento a la realidad radical del hombre y del hombre en necesidad, para desde ahí descubrir y tratarlo con la dignidad que le corresponde por el mero hecho de ser persona.

En el marco de la asistencia, hemos llegado a perder el valor de la hospitalidad como herramienta de cuidado a los enfermos y a sus familias. La humanización y la misma Hospitalidad se ha contrapuesto, a veces, con la técnica, cuando realmente son complementarias, y la una no puede caminar sin la otra. Hoy podemos movernos ajenos al servicio holístico a los enfermos: rechazar lo que va más allá de la pura función y actividad sanitaria, si tenemos esa mirada, les fallaremos.

En nuestra área asistencial es posible mantener la atención sólo al avance tecnológico, científico, sin tener la mirada puesta en otras necesidades que vayan más allá de la fisiología o fisiopatología del enfermo: su situación clínica basada en valores numéricos, de analítica, y sin considerar aspectos como los psicológicos o espirituales. Podemos hacer la actividad o el servicio técnico que hay que hacer porque está pautado y nada más. Así dejaremos a medias el trabajo y el paciente será atendido de manera inconsistente y para nada completa. La humanidad no es sólo todo esto. Humanas también son cualidades negativas tales como el egoísmo, la crueldad, la intransigencia Solo desde ahí, renovándonos en profundidad, podemos redescubrir nuestros propios valores y los de los demás, reconociendo que toda persona es portadora de unos valores que la constituyen en sagrada.

Hospitalidad reconciliada es comprender en su totalidad, y de forma puramente holística, al hombre, en especial, al enfermo y vulnerable. Y esto solo es posible si caminamos hacia el encuentro del ser humano desde lo hondo: escuchando, conociendo, reconociendo sus problemas, sus esperanzas, sus dificultades, su historia. Pero el encuentro solo es posible en reciprocidad. Sin humanizar no humanizamos, sin ejercer la hospitalidad en nuestras acciones, no Humanizamos. Y esto solo es posible si asumimos la valentía de reconocer nuestra propia historia también llena de soledad, fracasos, dificultades, esperanzas… desde esa perspectiva de Reconciliación.

Hay algunos acentos y miradas que nos pueden servir como guía y catalizador de la Hospitalidad en salud reconciliada. La Hospitalidad comprende contemplar perspectivas Bioéticas que proporcionan respuestas a la evidencia real de cada día. Esta aplica un comportamiento social al gobierno de los centros sanitarios y a las actuaciones de todo el equipo asistencial y de gestión, según los valores de esta. La cultura de la Hospitalidad sabe y aprecia lo relativo a la ciencia, y conoce que más allá de los avances técnicos y farmacológicos en el campo de la medicina, está la realidad espiritual y de necesidades psicológicas del enfermo, acompañadas en muchos casos de angustia y sufrimiento, que precisan de alivio.

Quienes trabajen en el mundo de la salud han de ser personas que aprendan todos los días a ser sensibles al dolor humano. Y de ese aprendizaje se evoluciona hacia una relación más completa hacia el enfermo y su entorno. El desarrollo de la cultura de la Hospitalidad es una necesidad para el equipo interdisciplinar de salud, sin la cual será difícil brindar la comprensión, seguridad y apoyo que espera el enfermo. Trabajar en la línea de la Hospitalidad significa haber adquirido una cultura de trabajo que mejore la sensibilidad para ver al enfermo desde su mismo lado de la cama; haber decantado las impurezas del juicio para tratar de comprenderlo con sus virtudes y defectos. La relación que se establece con la persona enferma y con su familia, es eminentemente humana y esta engloba la salud comunitaria, no solo la asistencia en la enfermedad, sino también la prevención de la misma, o de sus efectos más notables, así como el trabajo con los efectos adversos de medicamentos o intervenciones.

04 | Conclusión

En nuestro mundo hospitalario, es posible prestar atención sólo al avance tecnológico, científico, al trabajo como tal, a la política. Podemos hacer la actividad o el servicio técnico que hay que hacer porque está mandado y en el tiempo establecido. Pero la Hospitalidad:  

  • Desde la Humanización implica contemplar con seriedad planteamientos bioéticos que dan respuestas a la evidencia real de cada día. La Humanización aplica la doctrina social recta a la gestión de los centros sanitarios y a las actuaciones de cada uno de los profesionales de la salud, según unos valores conocidos y establecidos, según una cultura. 
  • Quienes trabajan en el mundo de la salud han de ser personas que aprendan todos los días a ser sensibles al dolor humano. Y de ese aprendizaje se evoluciona hacia una relación más completa hacia el enfermo y su entorno.
  • La relación que se establece con la persona enferma y con su familia, es eminentemente humana, no se limita a lo profesional exclusivamente. En algunos ámbitos aparece la amistad.
  • Una cultura de la Humanización sabe y aprecia lo relativo a la ciencia, y sabe que más allá de los descubrimientos, de los avances en el campo de la medicina, de la física, de la química, están las reacciones psíquicas del enfermo, su angustia y sufrimiento. Una cultura de la Humanización se mueve en la civilización del amor, porque las máquinas pueden realizar grandes cosas, pero nunca comprender el sufrimiento del enfermo, sus tensiones, o sus emociones. 

En consecuencia, la reconciliación es un proceso complejo y multidimensional que requiere un enfoque interdisciplinario, algunos hablan de transdisciplinario. En el ámbito de la salud, la reconciliación basada en las perspectivas ignaciana y juandediana puede mejorar significativamente la atención y el bienestar de los enfermos, promoviendo un cuidado más humano y compasivo.

En el fondo, los seres humanos somos herederos de un talante benevolente que se ha solidificado a lo largo de milenios. Es comprensible que sean pocos los inclinados a distraerse con el lento camino de la evolución y la selección natural a la hora de admirar la bondad humana. Después de todo, lo mismo ocurre cuando nos deslumbramos con una piedra preciosa. Casi nunca nos paramos a pensar que debe su belleza a millones de años de compresión en la roca. En este sentido, la gratificación que nos promete una disposición humanizada es el trofeo que recibimos por obedecer a nuestros impulsos naturales. 

La Hospitalidad es relación con otro, es encuentro, con obligaciones y responsabilidades; la Hospitalidad es acogida universal: se fija en el diferente, acepta la discrepancia; respeta el misterio que envuelve al otro que llega o puede llegar; el extraño puede representar a Dios. La Reconciliación a través de la Hospitalidad: es un cuidado restaurador humanizado, que se percibe como el acercamiento y acompañamiento a la persona vulnerable desde la perspectiva de la atención humanizada del hermano.

Glosario de Salud
Referencias bibliográficas
  1. Acompañamiento personal. Misión que realiza una persona con relación a otra, a partir de la aceptación mutua de actuar con transparencia, para conseguir que la persona acompañada realice el camino personal en libertad, según el plan de Dios sobre ella.
  2. Resolución de las necesidades de salud de una persona por sí misma, en base a unos conocimientos y habilidades previamente adquiridos.
  3. Sentimiento de amor, a la manera de Dios, por las necesidades del prójimo, como si se nos despedazase el corazón.
  4. Caritas, Amor. Es el impulso generoso del cuidador hacia el cuidado, que le lleva a hacer de su misión y cometido un arte, una suerte de compañía fraternal en la enfermedad, desde su diagnóstico hasta su desenlace, curación, paliación o el acomodo del paciente en su muerte.  
  5. Consolación. El cuidado del enfermo no es sólo el éxito en el tratamiento, o la búsqueda de este. El alivio, buscando confortar al enfermo, es clave como término de acompañamiento.  
  6. Cuidado. Asistir, entender al paciente y proteger su estado, en pro de la recuperación, rehabilitación o paliación de la enfermedad.  
  7. Curación.Reparación, total o parcial, del daño previo. Cuando no hay curación, se propone la paliación de síntomas, el mejor tratamiento de soporte, tanto vital como espiritual.  
  8. Acción a través de la cual se recobra el nivel de la salud anterior.
  9. La experiencia de la persona que sufre en cualquier nivel: espiritual, psicológico o físico.
  10. Escucha. Atención y percepción sobre las comunicaciones con el enfermo y su entorno. La escucha es activa e implica comunicación, es multidireccional, con el enfermo, familiares, amigos, entorno, y entre profesionales del cuidado. 
  11. Hospitalidad. a través del cuidado humanizado, que se percibe como el acercamiento al enfermo desde la perspectiva del acompañamiento humano del hermano.  La Hospitalidad es relación con otro, con obligaciones y responsabilidades; la Hospitalidad es acogida, es universal; todos somos huéspedes y anfitriones, se mueve en el anonimato. La Hospitalidad es encarnación y Humanización.
  12. Disposición de ayudar al necesitado, se hace realidad en la caridad auténtica, se ejerce en la medida con que fue aplicada al hombre cuando fue perdonado. Se mide no por la intensidad de sentimientos sino por las pruebas que se dan de ella.
  13. Situación de equilibrio dinámico entre las estructuras biológicas del médico interno y externo en relación a la calidad de vida y las condiciones del medio que nos rodea.
  14. Recuperación de las pérdidas del nivel de salud.
  15. Sufrimiento: Dolor físico o moral, prueba para la fe que, asociados a Cristo, son fuente de salud pues vivido con Cristo y con su fuerza, lejos de sucumbir se vive en la esperanza escatológica.
  16. Sufrimiento es la consecuencia, dinámica y cambiante, de la interacción entre la percepción de amenazas y recursos, modulada por el estado de ánimo (Arranz, Barbero, Barreto y Bayés, 2004, Bayés, 2006).
  17. Tratamiento. Es el método, sistema o conjunto de procedimientos terapéuticos, que engloban todos los elementos de trato sistematizado al enfermo; es la estructura formal del compromiso con el convaleciente. 
  18. Vida del hombre. Estado de actividad del ser humano en el que se conjugan factores biológicos, psicológicos, sociales y espirituales.
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